El monumento a los hermanos, Pablo y Emilio Satriano (2019).

El monumento a los hermanos, Pablo y Emilio Satriano (2019).

enero 28, 2019 0 Por archivol
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El merecido monumento, a las notables figuras, de los dos grandes exponentes, del automovilismo chivilcoyano y nacional: Los hermanos, Pablo y Emilio Satriano. La inauguración oficial, se llevó a cabo, el sábado 5 de enero de 2019, y dicha obra, fue promovida y auspiciada, por la municipalidad de Chivilcoy, en la actual gestión del intendente, Dr. Guillermo A. Britos, y el diputado provincial, Fabio G. Britos. Sin dudas, un acto de verdadera justicia, que enaltece a nuestra ciudad.

El 5 de enero de 2019, por  una feliz y ponderable iniciativa, de la administración municipal, del intendente, Dr. Guillermo Alejandro Britos, juntamente, con el diputado provincial, Fabio Gustavo Britos, se les tributó, un bien merecido y singular homenaje, a los hermanos, Pablo y Emilio Satriano, en virtud de su larga y fecunda trayectoria, en el campo del automovilismo; descubriéndose, en dicha oportunidad, un monumento de índole evocativa, ubicado en la rotonda, de la avenida Dr. José León Suárez y la ruta Nro. 30, en el paraje conocido, con la denominación de «Las Palmeras».

El citado homenaje, representó un particular y sincero reconocimiento público, a dos nombres señeros, en el historial del deporte chivilcoyano; los cuales, a través del férreo y disciplinado trabajo, el hondo esfuerzo, las constantes luchas y, la tenaz y admirable perseverancia, hubieron de lograr, una amplia y resonante trascendencia, ganándose así, por sus reales y verdaderos méritos, profesionales y humanos, un espacio de honor, privilegio y gloria, en la vida, el quehacer y los anales, del ámbito automovilístico nacional.

Genuinos y rutilantes ídolos, y dignos embajadores, de nuestra ciudad de Chivilcoy, todos conocemos y valoramos, profundamente, la significativa dimensión, de Emilio Salvador (1952) y Pablo Oscar (1942 – 2018), como gran piloto y as del volante y, diestro y magistral preparador, de vehículos de carrera. Un intenso y fructífero camino, jalonado por exitosos triunfos e innumerables satisfacciones: Las primeras competencias, con el coche Citroen 2 CV; el Fiat 128, las distintas temporadas y los cinco preciados títulos del Turismo Nacional; la categoría Turismo Carretera, y la marca Chevrolet, a partir del año 1980; el Subcampeonato, de 1985; el alto rango y la dorada corona de Campeón, el domingo 16 de noviembre de 1990; el Subcampeonato, de 1998; los magníficos equipos de trabajo; cientos de anécdotas y episodios, protagonizados y transcurridos; muchos proyectos, ilusiones y sueños y, una enorme y pura pasión, que como una antorcha, viva y resplandeciente, jamás habrá de extinguirse, para honra y alegría, de los chivilcoyanos.

Décimas, a los hermanos, Emilio y Pablo Satriano, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Poteña del Lunfardo.

De este modo verdadero, a los hermanos Satriano, hoy, les tendemos la mano, de un homenaje sincero. Dos baluartes, un fierrero espíritu de heroísmo, y un corazón – siempre el mismo -, quea lo largo de la historia, vive en el podio y la gloria, de nuestro automovilismo. Años de lucha y aliento, fiel voluntad y pujanza;  un circuito de esperanza, alma tuerca y sentimiento… Pasión, a cada momento, un buen caudal de emociones, y un puñado de ilusiones, al final de la carrera, bajándose la bandera, que los consagra Campeones. Domingos, coches y pista, el rugir de los motores, la dicha y los sinsabores, la mano, segura y lista… .Automóvil, a la vista, la multitud clamorosa, y una hazaña valerosa, que en el tiempo y el ambiente, ha dejado, intensamente, una huella luminosa. Por eso, nuestro homenaje, a los hermanos Satriano, con el canto más ufano, de un expresivo mensaje. En la ciudad y el paisaje, palpitan y brillan, hoy, mientras muy cerca, aquí estoy, resaltando su proeza, como ejemplos de grandeza, y orgullo de Chivilcoy.