Fundación del Hogar de Día del Canillita

Horacio Férrari, fundador del Hogar del Canillita

Horacio Férrari, fundador del Hogar del Canillita

El 29 de marzo de 1994, se fundó el “Hogar de Día del Canillita”, merced a la feliz iniciativa y el vigoroso impulso realizador de Horacio Ferrari, quien durante dos décadas, desenvolvió una infatigable tarea, social y comunitaria, siempre animado por un hondo sentir caritativo y un verdadero espíritu solidario. El citado Hogar, funcionó en varias sedes – la última, en la calle San Martín Nro. 230 -, y en el mes de octubre de 1999, fue declarado de “Interés Provincial”, por una propuesta del entonces diputado bonaerense, Dr. Luis Eduardo Blanco. Fallecido hace ya, unos pocos años, Horacio Ferrari –cuya muerte, determinó el cierre definitivo de dicho Hogar-, nos dejó un imborrable recuerdo y un noble y aleccionador ejemplo de vida: El edificante dechado de un genuino benefactor, que en una lucha férrea y sostenida, bregó de una manera infatigable, por el bienestar de aquellos humildes repartidores de diarios, que recorrieron, con su pobreza, su modestia y un puñado de sueños, las distintas calles de nuestra ciudad.

Fundación del Hogar de Día del Canillita

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Horacio Férrari, fundador del Hogar del Canillita

Horacio Férrari, fundador del Hogar del Canillita

El 29 de marzo de 1994, se fundó el “Hogar de Día del Canillita”, merced a la feliz iniciativa y el vigoroso impulso realizador de Horacio Ferrari, quien durante dos décadas, desenvolvió una infatigable tarea, social y comunitaria, siempre animado por un hondo sentir caritativo y un verdadero espíritu solidario. El citado Hogar, funcionó en varias sedes – la última, en la calle San Martín Nro. 230 -, y en el mes de octubre de 1999, fue declarado de “Interés Provincial”, por una propuesta del entonces diputado bonaerense, Dr. Luis Eduardo Blanco. Fallecido hace ya, unos pocos años, Horacio Ferrari –cuya muerte, determinó el cierre definitivo de dicho Hogar-, nos dejó un imborrable recuerdo y un noble y aleccionador ejemplo de vida: El edificante dechado de un genuino benefactor, que en una lucha férrea y sostenida, bregó de una manera infatigable, por el bienestar de aquellos humildes repartidores de diarios, que recorrieron, con su pobreza, su modestia y un puñado de sueños, las distintas calles de nuestra ciudad.