La clausura del Jardín de Infantes Nro. 915 “Mauricio Birabent”, de la localidad rural de Ayarza (2018).

La clausura del Jardín de Infantes Nro. 915 “Mauricio Birabent”, de la localidad rural de Ayarza (2018).

marzo 5, 2018 0 Por archivol
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El 15 de julio de 2010, durante el transcurso de una emotiva ceremonia, se le impuso, el honroso nombre del ingeniero Mauricio Birabent, al Jardín de Infantes Nº915, de la localidad rural de Ayarza, creado en 1989.

En el mes de febrero de 2018, una resolución oficial, del gobierno de la provincia de Buenos Aires, hubo de disponer, por la carencia de una adecuada matrícula de alumnos, el cierre o la clausura, del Jardín de Infantes Nro. 915, de la localidad rural de Ayarza, ubicado en el Cuartel V, de nuestro distrito bonaerense de Chivilcoy. Dicho establecimiento educativo, de enseñanza inicial, se había fundado, hacia el año 1989, y supo cumplir y desarrollar, a lo largo de varias décadas, una sostenida e infatigable labor docente, bajo un claro y límpido cielo, de dulce y candorosa niñez, siempre pleno de amor, encanto, sueños y, una auténtica y profunda ternura. Al citado Jardín de Infantes, se lo bautizó con el ilustre nombre, del caracterizado y prestigioso historiador, escritor, periodista, docente y hombre público chivilcoyano, ingeniero agrónomo, Mauricio Birabent, el día 15 de julio de 2010, durante el transcurso de una sentida y emotiva ceremonia; la cual, contó con la presencia de sus hijos, Bernardo, Moris – caracterizado y famoso músico y compositor de rock -, y Colette, sus nietos, Antonio – reconocido músico y actor argentino -, Eugenio y Francisco, y su nuera, Inés. El ingeniero Birabent, había nacido  el 26 de marzo de 1905, en la zona geográfica de Ayarza, en la estancia “La Dormilona”, cuyos orígenes se remontan, al año 1853, cuando los hermanos, José y Mauricio Excoffier, de nacionalidad francesa, hubieron de fundarla y organizarla, con la denominación “Los marabuts”. El ingeniero Birabent, cursó los estudios secundarios, en las aulas, del Colegio Nacional Rivadavia, de Buenos Aires, y los superiores, de Agronomía, en la Universidad porteña; prosiguiendo luego, con diferentes cursos de especialización, en materia de electricidad y de construcciones. En nuestra ciudad, durante la década de 1930, ocupó una banca de edil, en el recinto del Honorable Concejo Deliberante local, y en el mes de octubre de 1938, hubo de entregar a la estampa, el magnífico y bello libro “El Pueblo de Sarmiento”, referente a la historia de Chivilcoy, desde sus lejanos y promisorios comienzos, hasta la década de 1880. Al volumen “El Pueblo de Sarmiento”, habrían de continuarle: “Chivilcoy, la región y las chacras”, de 1941, “Chivilcoy después de un siglo”, 1973, y “Chivilcoy frente al desierto”, de 1977.  En Buenos Aires, integró, en 1945, el grupo fundador, del diario “Democracia”; durante el gobierno justicialista, del general Juan Domingo Perón, se desempeñó, por breve tiempo, como director, del Banco de Crédito Industrial Argentino, y en 1963, junto al distinguido abogado y dirigente político, Dr. Bernardino Horne, promovió la creación del partido “Social Agrario”. El ingeniero Birabent, a través de una fiel y prolongada trayectoria, ofreció múltiples disertaciones, charlas y cursos, en nuestro país y el exterior; editando, asimismo, diversos trabajos, de economía, política y enfoques sociológicos, tales como: “El impuesto a la renta potencial de la tierra”, de 1963; ¿Dónde deben reposar los impuestos: Sobre el trabajo o sobre el privilegio?, de 1964; ¿Por qué fracasan los planes de desarrollo?, de 1965; “El sueño de Kennedy”, de 1966; “Mensaje a las fuerzas armadas”, de 1967; “Cómo eliminar el impuesto a los Réditos”, de 1971, etc. El ingeniero Mauricio Birabent, falleció en Buenos Aires, a los 76 años de edad, el 18 de enero de 1982. A una calle de nuestra ciudad, – la Nro. 19 -,  se le asignó su honroso e imborrable nombre.

Versos al Jardín de Infantes, por Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano.

Querido Jardín de Infantes, cielo tan pleno de amor, encanto, dicha y sonrisa, gracia, pureza y candor. Jardín del fragante ensueño, la caricia, la bondad, y el rostro siempre encendido, de eterna felicidad. Parque de clara hermosura, y perfumado rincón, del asombro y la alegría, la inocencia y la ilusión. Espacio que abre sus puertas, como el más amplio lugar, para sentir todo el gozo, y libremente, jugar… Jardín de la primavera, dulce y querido Jardín, donde reina la belleza, y la paz, no tiene fin. Salas y patios, que ofrecen, magia, delicia y color; un clima de fantasía, un aire de trino y flor. Jardín, siempre jubiloso, alma de duende y gorrión, con vuelo de mariposas, y un lirio, por corazón. Primera y simple enseñanza, de instrucción elemental; docencia, atención, abrigo, fiel cariño maternal… Querido Jardín de Infantes, gran afecto y calidez, que en sus paredes levanta, un mundo azul de niñez.