La virtud de la perseverancia y el lunfardo

La virtud de la perseverancia y el lunfardo

marzo 16, 2018 0 Por archivol
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Yo la voy de melón, pongo la jeta, y la yugo, de prepo, en bicicleta, mientras tantos malandras diplomados, hacen facha, en su autos importados. Y aunque soy medio nabo -te lo bato-, con un alma de otario y colifato, llevo en alto, del coco hasta los pies, el trabajo pulenta y mi honradez.

La noble y singular virtud de la perseverancia, constituye también, un tema o motivo de especial atención, por parte de la canyengue y arrabalera expresión lunfardesca, la cual, subraya y resalta, de un modo profundo y vivo, ésta, muy cara y significativa cualidad del Hombre. La perseverancia, como una intensa y vigorosa fuerza interior, que nos impele, incita, estimula o empuja, para continuar, el arduo y difícil camino de la vida, desafiando la maldad, los obstáculos, los sinsabores, las adversidades y las vicisitudes cotidianas. La perseverancia, que nos infunde o insufla, un gran impulso y un preciado aliento, a fin de enfrentar, las más diversas circunstancias o situaciones de la existencia humana, con entereza, decisión, firmeza y valentía. La perseverancia, que nos hace fieles y constantes, en nuestras distintas actividades, obligaciones y responsabilidades laborales. La perseverancia, que nos proporciona, una sólida tenacidad, una particular energía y una fe inquebrantable, para poder proseguir, sin descanso, desmayos ni claudicaciones, la tarea emprendida y la rutina diaria. La perseverancia, en medio del deplorable y penoso contexto, de un país y de una sociedad, en el que siempre pierden, las personas buenas, honradas y trabajadoras, que luchan, se esfuerzan y sacrifican, jornada tras jornada; e infortunadamente, ganan, y son beneficiados y favorecidos, aquellos individuos, deshonestos, egoístas, ociosos, parasitarios y negativos, que violan o infringen las normas legales y las leyes, cometen maniobras de corrupción y actos delictivos, suelen “vivir, cómodamente, de arriba”, incrementan, de un modo monstruoso, su patrimonio dinerario y sus bienes y, carecen de valedera trayectoria y de auténticos y reales méritos. La perseverancia, en los ámbitos de un país y de una sociedad, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda en la nada, siempre se habla mucho de lo mismo, todos son iguales, todo da lo mismo y, todo termina, inevitablemente siendo, más de lo mismo… La perseverancia, que tanto batalla, persiste, se mueve e intenta progresar y superarse, a través de un digno y plausible ascenso social, obtenido con trabajo y estudio, y que ahora se encuentra, bajo la malsana y perniciosa atmósfera, de la anticultura del “facilismo”, donde todo se consigue sin laboriosidad, sin esfuerzo, sin estudio y sin merecimientos, con la instrucción pública quebrantada, y un sistema pedagógico y educativo, falto de logros y buenos resultados, que lamentablemente, nivela e iguala, hacia abajo… Lo importante no es llegar, sino andar siempre… Hoy, más que nunca, debemos predicar y sembrar, con el testimonio de nuestra conducta y nuestro buen y aleccionador ejemplo, y recuperar los principios éticos y los valores morales y espirituales: el amor, la humildad, la justicia, la verdad, la rectitud, la solidaridad, la transparencia y la generosidad; como también, la conciencia, el hábito, la mentalidad y la cultura del trabajo, el esfuerzo, la educación y la enseñanza. Los hombres, al igual que los árboles, se conocen por sus propios frutos, y el único sendero posible, de la sociedad, el país y la Patria del porvenir, es el camino de la educación, la honradez y el trabajo.

Yo la sigo remando, por Carlos Armando Costanzo fundador y director-organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón de Periodismo chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Yo la sigo remando, che, gomía, cada yorno, de lucha y de laburo, a pesar del balurdo, triste y duro, el afano y la negra porquería… Yo la sigo remando, aquí, en la vía, de una forma canchera y muy seguro, con un sueño debute de futuro, y este cuore de amor y de alegría… Yo la sigo remando – forte aguante -, frente al tipo chantún y el atorrante, la injusticia y el ispa, que no avanza… Y así, remo y la cincho, sin temores, por el mango, la pilcha y los valores, y en el nombre del bien y la esperanza. Yo la voy de melón, pongo la jeta, y la yugo, de prepo, en bicicleta, mientras tantos malandras diplomados, hacen facha, en sus autos importados. Y aunque soy medio nabo – te lo bato -, con un alma de otario y colifato, llevo en alto, del coco hasta los pies, el trabajo pulenta y mi honradez.