Los carnavales chivilcoyanos de antaño

Los carnavales chivilcoyanos de antaño

febrero 9, 2024 Desactivado Por archivol
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Los anales de Chivilcoy, cuentan con toda una larga y rica historia festiva, respecto de las celebraciones populares, en honor del Dios Momo, registrándose así, en el alma vecinal, de nuestra comunidad y la idiosincrasia ciudadana, un fenómeno de auténtica y perdurable tradición, que mantiene siempre vivo y vigente, el grato y bello recuerdo de los “carnavales de antaño”.

Toda una auténtica y perdurable tradición, en la historia de nuestra ciudad

En 1881, se realizaron en Chivilcoy, significativos y apreciables festejos del carnaval. Los concurridos corsos, hubieron de llevarse a cabo sobre las avenidas Villarino y Soarez, atravesando el centro de la plaza principal 25 de Mayo, que aún no había sido diseñada (la fuente de la diosa Hebe, figura simbólica o emblemática de nuestra ciudad, data del año 1890). En dichos corsos que, de una manera multitudinaria, convocaron al vecindario local y de diferentes ciudades aledañas, participaron, en forma alegre y muy activa, las popularizadas comparsas: “Marina” y “Los hijos de África”.

En el carnaval del año 1893, la agrupación musical “Marina”, editó en la imprenta del diario “La Democracia”, un simpático volante, con las respectivas letras de las canciones interpretadas durante el desfile y el trayecto de los corsos, delante de un público que, gozaba, espontánea y entusiastamente, de las mencionadas composiciones, de aquella agrupación.

En los carnavales chivilcoyanos, de fines del siglo XIX y principios del XX, con su ritmo bullicioso, sus acordes y sus compases, intervenían en los corsos, distintas y llamativas comparsas, tales como: “Los negros africanos”, “Los negros candomberos”, “Los marinos del Plata”, “la Lira de Oro”, “El Orfeón”, “Unión Pelotaris”, “Los Chiripitifláuticos”, “Salimos como podemos”, “Todos o ninguno”, etc. Se trataba de diferentes agrupaciones, que lucían sus trajes o uniformes, de diversos y atrayentes colores. En los últimos años del siglo XIX, el recorrido del corso, comprendía la calle Nro. 48 (antiguamente Buenos Aires – nombre asignado, en 1897, y posteriormente, Carlos Pellegrini, desde el mes de julio de 1906).

En el año 1921, los corsos de carnaval se efectuaron sobre las calles Pellegrini y Gobernador José Inocencio Arias – actualmente, Hipólito Yrigoyen -, y en 1926, a través de la avenida Soarez, participando entre otras, las comparsas: “Todos o ninguno”, “La perla brillante” y “Los momentáneos”. En esa década de 1920, resultaban usuales, durante el transcurso y el desenvolvimiento de los corsos, numerosos incidentes, riñas, reyertas y violentos tiroteos, con un luctuoso saldo trágico, de muertos y heridos. Sujetos armados, empuñando cuchillos y revólveres, luchaban entre ellos, o enfrentaban a la fuerza y a los efectivos policiales, quienes tenían a su cargo, el mantenimiento estricto del orden público. Era la crónica roja, de los festejos carnavalescos… Debido a ello, enviaron a Chivilcoy, al legendario y siempre recordado comisario Alcides Calvento Roquard, a fin de restablecer la paz y la buena convivencia ciudadanas.

Para la organización de los correspondientes festejos del carnaval, las autoridades municipales, conformaban una “comisión oficial de corso”, integrada por distinguidos vecinos de nuestro medio. A los efectos de reglamentar la citada celebración popular, el intendente emitía un decreto, donde se establecía el recorrido del corso; se fijaba la colocación de palcos, reservados a grupos familiares, y se instituían premios, destinados a comparsas, murgas, disfraces, máscaras y, palcos, carruajes y automóviles ornamentados.

El corso, en ciertas oportunidades, se realizaba en torno de la plaza principal 25 de Mayo, y en otras ocasiones, comprendía distintas arterias, como las avenidas Soarez y Villarino, y las calles Pellegrini, 9 de Julio, Hipólito Yrigoyen, Rivadavia, Moreno, Belgrano, San Martín, Veinticinco de Mayo, etc. También, el recorrido, incluyó a las avenidas Sarmiento y Ceballos, junto a las arterias de sus inmediaciones.

En la década de 1930, los decretos municipales, de reglamentación del carnaval, prohibían el uso de la careta y el antifaz, de vestimentas de carácter sacerdotal, militar o de índole indecorosa; de los juegos con agua y del consumo de bebidas alcohólicas, combatiéndose la ebriedad en la vía pública. Además, se prohibían la entonación de “canciones inmorales” y el empleo de armas, con excepción de las que fueren “figuradas o inofensivas”; como, asimismo, la utilización de maquillaje, que “oculte o desfigure el rostro de la persona”. Por otra parte, se permitía y autorizaba el romántico y casi poético “juego con flores y serpentinas”.

En el año 1932, intervinieron en los corsos, las comparsas “Juventud democrática” y “Unión juvenil”, y la alegre y fervorosa murga “Camaradas unidos de la plaza Varela”, y hacia 1934, participaron de los festejos del carnaval, la “Rondalla de la Agrupación Artística Chivilcoy”; las comparsas “Juventud moderna” y “Unión argentina”, y las murgas “Centro chivilcoyano”, “La muchachada del centro” y “Amantes de la garufa”.

En algunos años, se efectuaban concursos de vidrieras adornadas, de manera alusiva, en relación con la celebración carnavalesca. En esos certámenes, intervenían distintos comercios, que primorosamente, decoraban sus escaparates. Además, se realizaban los clásicos bailes “de disfraz y fantasía”, organizados por clubes e instituciones de nuestro medio. El “Baile oficial”, tenía como escenario, el salón de Fiestas del Palacio Municipal – actual recinto, del Honorable Concejo Deliberante -, y allí se procedía a la elección, de la “Reina del Carnaval”.

También, durante las décadas de 1940, 1950 y 1960, se llevaba a cabo, en horas de la tarde, el dulce y enternecedor “Corso infantil”, efectuándose concursos de disfraces, en los que intervenía un nutrido número de niños, de ambos sexos. Además, en alguna ocasión, se realizaron concursos o certámenes de “perros disfrazados”.

Sin dudas, el carnaval o las carnestolendas de Chivilcoy, constituye una genuina y gloriosa tradición de nuestra historia ciudadana.

Procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano. Germán Carlos Nicolini, máster en P. C. e Informática, secretario del Archivo Literario Municipal.