El primer edificio escolar, del pueblo de Chivilcoy (1855).

El primer edificio escolar, del pueblo de Chivilcoy (1855).

Ilustraciones alusivas, a pluma, del eximio dibujante, Jean Paul Laverdet, que acompañan, los distintos capítulos del libro «El Pueblo de Sarmiento», del historiador, escritor, periodista, docente y hombre público chivilcoyano, ingeniero Mauricio Birabent (1905-1982), impreso en Buenos Aires, en el editorial «El Ateneo», hacia el mes de octubre de 1938.

La página evocativa de la fecha, la destinaremos, a la cálida y particular recordación, del primer edificio escolar, del entonces, promisorio y pujante pueblo de Chivilcoy; el cual, hubo de surgir, breve tiempo después, de la histórica y memorable gesta fundacional, de aquel domingo 22 de octubre de 1854. El 14 de agosto, del año 1855, el ministro de Gobierno, de la provincia de Buenos Aires, Dr. Valentín Alsina, informó al Juez de Paz del Partido, Don Federico Soarez, que las autoridades bonaerenses, habían decidido contribuir, a la construcción del edificio, de la primitiva escuela, aportando la suma dineraria, de 10.000 pesos. Dicho establecimiento escolar, se erigió, junto a la primera Capilla lugareña, que de acuerdo con los planos y croquis, de la época, representaba un espacio físico, a modo de galpón, de unas siete y media varas de ancho, por veintiocho a treinta varas, de largo, con un techo de azotea; aberturas laterales, que tenían arcos de medio punto, y un frente o fachada, donde podían observarse, dos campanas gemelas. La construcción, estuvo a cargo, según lo señala el ingeniero Mauricio Birabent, en el capítulo III “La fundación y vida inicial”, del interesante e ilustrativo libro “El Pueblo de Sarmiento”, del “maestro albañil Don Ángel Morales, y posiblemente, se dio comienzo al trabajo, a principios de 1855, terminándolo a fines del mismo año”. Ese primitivo establecimiento escolar, del futuro y venturoso pueblo chivilcoyano, se levantó, como decíamos, a un costado de la Capilla, edificándose, mediante la utilización de ladrillos, aproximadamente, unas 40.000 piezas, de media vara, cada una (40 centímetros), y luciendo, en su estructura de inmueble, ochos puertas y cinco ventanas. Además, para fabricar el techo, hubieron de emplearse, unas veinticinco carretas, de paja y de palos de álamo. El propio ingeniero Birabent, en su narración recordativa, del libro “El Pueblo de Sarmiento”, puntualizaba que: “La escuela, se construyó adosada a la capilla, con techo de paja y pared de ladrillo, invirtiéndose en la construcción, la suma de cuarenta mil cuatrocientos noventa pesos”. El citado establecimiento, comenzó su labor pedagógica, a principios de 1856, bajo la dirección del preceptor Don Emilio Rodríguez, asistiendo a las humildes aulas de la escuela, unos veinte alumnos. Dos años más tarde, el establecimiento, sumaba una matrícula, de unos ciento cincuenta alumnos, según la verificación del Dr. Alsina, cuando visitó Chivilcoy, en 1858. Señalemos, finalmente que, durante la celebración inicial del 25 de Mayo de 1810, aquí, en nuestra ciudad, el 25 de Mayo de 1856, fueron aprobados, los primeros alumnos, de la modesta escuelita del preceptor Rodríguez. Se trataba de los niños, Juan Battaglini, Atanasio Ceballos y Diego Contreras.

Volvamos al ayer, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano.

Por la ruta de un límpido sendero, una mañana azul, de antigua gloria, volvamos al ayer y a nuestra historia, con un sentir profundo y duradero. Volvamos al recuerdo del pionero, el trabajo, la lucha y la victoria; la pasión, el coraje, la memoria, la amistad y el afecto verdadero… Volvamos a la gesta inolvidable, la tierra y el labriego infatigable, la pala fundadora y el arado… Y con el alma, llena de fervores, hoy, al fin, rescatemos los valores, y los nobles ejemplos del pasado.

El primer edificio escolar, del pueblo de Chivilcoy (1855).

El primer edificio escolar, del pueblo de Chivilcoy (1855).

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Ilustraciones alusivas, a pluma, del eximio dibujante, Jean Paul Laverdet, que acompañan, los distintos capítulos del libro «El Pueblo de Sarmiento», del historiador, escritor, periodista, docente y hombre público chivilcoyano, ingeniero Mauricio Birabent (1905-1982), impreso en Buenos Aires, en el editorial «El Ateneo», hacia el mes de octubre de 1938.

La página evocativa de la fecha, la destinaremos, a la cálida y particular recordación, del primer edificio escolar, del entonces, promisorio y pujante pueblo de Chivilcoy; el cual, hubo de surgir, breve tiempo después, de la histórica y memorable gesta fundacional, de aquel domingo 22 de octubre de 1854. El 14 de agosto, del año 1855, el ministro de Gobierno, de la provincia de Buenos Aires, Dr. Valentín Alsina, informó al Juez de Paz del Partido, Don Federico Soarez, que las autoridades bonaerenses, habían decidido contribuir, a la construcción del edificio, de la primitiva escuela, aportando la suma dineraria, de 10.000 pesos. Dicho establecimiento escolar, se erigió, junto a la primera Capilla lugareña, que de acuerdo con los planos y croquis, de la época, representaba un espacio físico, a modo de galpón, de unas siete y media varas de ancho, por veintiocho a treinta varas, de largo, con un techo de azotea; aberturas laterales, que tenían arcos de medio punto, y un frente o fachada, donde podían observarse, dos campanas gemelas. La construcción, estuvo a cargo, según lo señala el ingeniero Mauricio Birabent, en el capítulo III “La fundación y vida inicial”, del interesante e ilustrativo libro “El Pueblo de Sarmiento”, del “maestro albañil Don Ángel Morales, y posiblemente, se dio comienzo al trabajo, a principios de 1855, terminándolo a fines del mismo año”. Ese primitivo establecimiento escolar, del futuro y venturoso pueblo chivilcoyano, se levantó, como decíamos, a un costado de la Capilla, edificándose, mediante la utilización de ladrillos, aproximadamente, unas 40.000 piezas, de media vara, cada una (40 centímetros), y luciendo, en su estructura de inmueble, ochos puertas y cinco ventanas. Además, para fabricar el techo, hubieron de emplearse, unas veinticinco carretas, de paja y de palos de álamo. El propio ingeniero Birabent, en su narración recordativa, del libro “El Pueblo de Sarmiento”, puntualizaba que: “La escuela, se construyó adosada a la capilla, con techo de paja y pared de ladrillo, invirtiéndose en la construcción, la suma de cuarenta mil cuatrocientos noventa pesos”. El citado establecimiento, comenzó su labor pedagógica, a principios de 1856, bajo la dirección del preceptor Don Emilio Rodríguez, asistiendo a las humildes aulas de la escuela, unos veinte alumnos. Dos años más tarde, el establecimiento, sumaba una matrícula, de unos ciento cincuenta alumnos, según la verificación del Dr. Alsina, cuando visitó Chivilcoy, en 1858. Señalemos, finalmente que, durante la celebración inicial del 25 de Mayo de 1810, aquí, en nuestra ciudad, el 25 de Mayo de 1856, fueron aprobados, los primeros alumnos, de la modesta escuelita del preceptor Rodríguez. Se trataba de los niños, Juan Battaglini, Atanasio Ceballos y Diego Contreras.

Volvamos al ayer, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano.

Por la ruta de un límpido sendero, una mañana azul, de antigua gloria, volvamos al ayer y a nuestra historia, con un sentir profundo y duradero. Volvamos al recuerdo del pionero, el trabajo, la lucha y la victoria; la pasión, el coraje, la memoria, la amistad y el afecto verdadero… Volvamos a la gesta inolvidable, la tierra y el labriego infatigable, la pala fundadora y el arado… Y con el alma, llena de fervores, hoy, al fin, rescatemos los valores, y los nobles ejemplos del pasado.