Recordando al boxeador, Daniel Adolfo “Batata” Leone (1956 – 2019).
El pasado jueves 17 de enero de 2019, dejaba de existir, en nuestra ciudad, a los 62 años de edad, Daniel Adolfo «Batata» Leone, y se iba con él, después de librar su último combate, un conocido y popularizado boxeador local, quien supo desarrollar, durante las décadas de 1970 y 1980, una apreciable carrera, dentro del deporte de los puños, caracterizándose, sin dudas, por un auténtico estilo puguilístico, una especial energía y, una particular guapeza, abierta y claramente demostrada, en cada uno de sus distintos compromisos y desafíos. Nacido en 1956, desde la etapa de su adolescencia, se manifestó en él, una bien definida vocación hacia el box, la cual, hubo de canalizar, bajo la experta y valiosa conducción, del siempre recordado manager, Marcelino Tenaglia. Participó en distintos y significativos festivales boxísticos, de nivel local, nacional e internacional, y de ese modo, cosechó un buen número de triunfos o victorias, que revalidaron su calidad deportiva y, consolidaron su bien ganada nombradía. Alcanzó el honroso título de «Sub Campeón del Cono Sur», y se retiró de la práctica, de dicha actividad, con un fructífero y positivo balance, que le permitió obtener, un merecido espacio de consideración y sentido recuerdo, en el historial del boxeo de Chivilcoy. Posteriormente, incursionó, asimismo, en el arbitraje; sumando allí, todos sus mejores conocimientos y su mayor experiencia práctica. Hoy, quizás, sobre el cuadrilátero, de un lejano y vibrante «Luna Park» del Cielo, con su estampa, sus guantes y su bravo coraje, habrá dejado entre las cuerdas y knock – out, a la muerte, la enfermedad y el sufrimiento humano, para consagrarse después, todo un genuino e incuestionable vencedor de la Vida, siempre firme y presente, en el alma y el corazón de los chivilcoyanos.
El boxeador, soneto de Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano.
Alma de púgil, recio y valeroso, y corazón inquieto y palpitante, que enfrentas, bien seguro, al contrincante, con gran firmeza y temple vigoroso. El ojo atento, el paso cauteloso, ágil cintura, puño desafiante; un profundo sentir, detrás del guante, golpe certero y grito clamoroso. El ring de la pelea y la destreza, el gong de cada round, la fortaleza, los bríos y la garra combativa… Y al lograr el knock – out de la victoria, vivirás el momento de tu gloria, de tu auténtica gloria deportiva.
