Reflexión lunfarda: El ejemplo del Trabajo.

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La reflexión lunfardesca, de la fecha, nos invita a meditar, de un modo serio y profundo, sobre la singular y fundamental importancia, del ejemplo del trabajo; un ejemplo aleccionador y edificante, que exalta, destaca y revaloriza, la firme y tenaz laboriosidad, como un factor de gran dimensión y magnitud, para el desarrollo y el progreso de las naciones, y el crecimiento y bienestar de los pueblos y de las comunidades. El enaltecedor y honroso ejemplo del trabajo, en un momento histórico y una época, durante los cuales, necesariamente, debemos predicar y sembrar, con el testimonio de nuestra conducta y el buen ejemplo de vida, pues un digno ejemplo, representa mucho, pero mucho más, que miles y miles, de meras y superfluas palabras vanas… El dignificante ejemplo del trabajo, en medio de una sociedad contemporánea, donde, por extraña paradoja, se suele abrumar, castigar y perjudicar, a las personas buenas, honradas y trabajadoras, que luchan, se esfuerzan y sacrifican, a lo largo de todos los días del año; personas que, son víctimas de las duras presiones impositivas, las cargas tributarias, las exigencias y obligaciones fiscales, los recortes y ajustes de las crisis financieras, las devaluaciones y los aumentos de precios y tarifas, las múltiples injusticias, la impunidad y la obscura corrupción… Y, por otra parte, – enorme e incomprensible contrasentido -, se premia, recompensa, favorece y beneficia, a los que viven de arriba, evaden sus deberes y compromisos, quebrantan las leyes y las diversas disposiciones legales, delinquen y, se enriquecen, de una manera exorbitante, sin ningún tipo de proceso, condena y  responsabilidades penales… El gran ejemplo del trabajo, dentro del contexto general de un país, donde, desgraciadamente, en materia educativa, se nivela e iguala, hacia abajo, y se desalientan las iniciativas, los proyectos y las inversiones laborales, con altos impuestos e innumerables requisitos y dificultades: instaurando, por otra parte, la denominada “cultura del facilismo”, en la que todo se consigue y logra sin trabajo, sin esfuerzo, sin estudio y sin ningún tipo de méritos o cualidades. Una “cultura del facilismo”, en la que triunfan y alcanzan éxito resonante, los que viven de arriba, los inescrupulosos y pillos, los arribistas y los oportunistas; una “seudo cultura”, en la que ganan los deshonestos, los ineptos y los inoperantes, y pierden los hombres trabajadores, nobles, probos y honrados… El glorioso ejemplo del trabajo, en un país, donde, infortunadamente, la más perjudicada y empobrecida, es siempre, la clase trabajadora, que lleva sobre sus hombros, el tremendo peso de los impuestos, el déficit, el vaciamiento y la quiebra del estado, la depreciación de la moneda, y los colapsos y debacles, de carácter económico. Hoy, más que nunca, debemos trabajar más y hablar mucho menos, y  recuperar la conciencia, la cultura y el camino del trabajo, el esfuerzo, el estudio, la educación y la enseñanza; recobrando, asimismo, los principios éticos y los valores morales, humanos, patrióticos y espirituales; el amor hacia el prójimo, la humildad, la honradez, el respeto, la verdad, la justicia, la nobleza y la transparencia… De lo contrario, continuaremos hundidos, en el negro y fatal círculo vicioso del “más de lo mismo”, donde no cambia nada, – no obstante las rimbombantes declaraciones y anuncios -, no pasa nunca nada, todo queda en la nada, todos son iguales, todo da lo mismo –el hombre honrado y el malandrín o delincuente -, y todo termina, inexorablemente siendo, más de lo mismo… Los hombres, como los árboles, sólo se conocen y aprecian, por sus propios frutos.

El ejemplo del laburo, por Carlos Armando Costanzo, fundador y director-organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro académico correspondiente, de la Academia de Folklore de la Provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Yo quisiera, chabón, por necesario, que haga roncha, sabés, en este instante, el ejemplo fetén, del laburante, siempre honesto, pulenta y solidario. Y que el tipo que cincha – yugo diario -, frente a tanto chantún, chorro y maleante, con embale tenaz, siga adelante, y no pase por gil o triste otario… Yo quisiera un ejemplo, sin afano, con un cuore muy noble, limpia mano, forte aguante, muñeca y fe genuina… Un ejemplo debute, de enseñanza, honradez, lucha, morfi y esperanza, para bien, para bien de la Argentina.