Reflexiones lunfardas: El término “Chorro” y la realidad Argentina.

Chorro“Una sociedad con impunidad, sin justicia, sin un sistema de premios y castigos, sin educación –nivelando hacia abajo-, y sin principios éticos, ni valores morales, no tiene futuro, ni tampoco ningún destino…” Leer nota completa…

Reflexiones lunfardas: El término “Chorro” y la realidad Argentina.

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“Una sociedad con impunidad, sin justicia, sin un sistema de premios y castigos, sin educación –nivelando hacia abajo-, y sin principios éticos, ni valores morales, no tiene futuro, ni tampoco ningún destino…”

El vocablo lunfardesco “chorro”, que nunca ha perdido su vigencia, a través del tiempo y el curso de los años, significa, como todos sabemos, el ladrón, el malandrín, el pillo, el bandido, el maleante, el pistolero, el asaltante, el delincuente y quien se apropia o apodera de bienes o elementos ajenos. El “chorro”, es en la jerga popular y coloquial del lunfardo, el afanancio, el achacador o chacador, el buzón,  el cuatrero, el culatero, el descuidista, el escruchante, el esquifrunista, el furquero, el ladriyo, el lancero, el lenguero, el malandra, el matufiero, el madruguista, el maletero, el peticero, el piquero, el punguista, el ranfiña, el rastriyo o rastriyante, el rostreador, el santero, el shacador, el shuquero, el sotanero, el tablerista, el tonadiyero y el yavero. El “chorro”, constituye un típico personaje antijurídico, que existe, procede y se desenvuelve, al margen de la ley y las normas o disposiciones legales; un malviviente, que en muchas ocasiones u oportunidades, resulta un verdadero ganador de nuestra sociedad, frente al hombre bueno, honrado y laborioso, que trabaja, se esfuerza, lucha y persevera, cada día, y en algunas situaciones o circunstancias, suele aparecer como un triste perdedor, sobre el cual, de una manera cruel y despiadada, recaen las obligaciones, compromisos y responsabilidades, las exigencias fiscales, tributarias e impositivas, los incrementos de artículos y tarifas, las insuficiencias remunerativas y salariales y, los implacables y penosos efectos de la corruptela, los déficits y, las crisis económicas y financieras. El “chorro”, muchas veces, amparado y protegido por una red o tejido de impunidad, en medio de una sociedad actual, donde prevalecen la deshonestidad, la ambición, la indiferencia, la soberbia, la frivolidad, la ignorancia y el egoísmo; se carece de espíritu de amor, ternura, afecto, actitud de servicio y solidaridad, y hacen falta – hoy, más que nunca -, aleccionadores y edificantes ejemplos, modelos o paradigmas, y la recuperación de los principios éticos, y los valores morales, patrióticos y humanos. El “chorro”, como ganador, triunfador o victorioso, en el contexto social de una época, donde todo, a pesar de las promesas y anuncios, los discursos, las exposiciones meramente verbales, la “inflación cero”, la “corrupción cero”, el “narcotráfico cero”, el “verso” y la constante y repetida “sanata”, pareciera que “da lo mismo”, y termina siendo, “más de lo mismo”. Las personas, como los árboles, se conocen y aprecian por sus propios frutos. Una sociedad sin justicia, sin un sistema de premios y castigos, sin educación,-nivelando hacia abajo- y sin valores, no tiene futuro, ni tampoco, destino… Y la voz canyengue del lunfardo, ahora, nos dice: Vos – chorro viejo -, te afanaste todo, por tu angurria feroz, casi infinita, y la jugaste entonces, a tu modo, sabiendo que robar, no es verdurita. Malandra de verdad, siempre en el lodo de la tramoya obscura y tan maldita; peleando el buen fangote, codo a codo, te quedaste, vos solo, con la guita… Después, la vida bomba y bien debute, del chantún, atorrante y farabute, que se da de bacán, con la gilada… Y allí estás, muy pipón, prendido al queso. Algún juez, intentó meterte preso, y al final…, al final, no pasó nada. Tenés suerte, cabrón, seguí adelante, porque en este balurdo maloliente, siempre pierde el eterno laburante, pero nunca va en cana, el delincuente.

Proc. Carlos Armando Costanzo, fundador y director organizador del Archivo Literario Municipal y del Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia Porteña del Lunfardo